miércoles, 25 de agosto de 2010

El urbanismo de Oleiros (I)

Vivir Oleiros pretende ofrecer información sobre los aspectos más relevantes de nuestro ayuntamiento, y servir de punto de encuentro y debate de nuestra forma de vida actual y futura.
Si algo caracteriza a Oleiros, o al menos esa es la idea que se nos ha intentado vender durante muchos años, es su "singularidad", caracterizada por ser uno de los pocos municipios de Galicia que ha contado con un Plan General de Ordenación Municipal (PGOM). Esta situación, casi excepcional en nuestra comunidad, le ha permitido desarrollarse urbanísticamente, y dotar al ayuntamiento durante muchos años de una ingente fuente de ingresos. Pero, ¿ha sido acertado ese desarrollo? ¿Se ha hecho un buen urbanismo en Oleiros? ¿Tenemos garantizado con el actual Plan, aprobado parcialmente en 2009, un desarrollo sostenible en nuestro ayuntamiento?
  En esta primera reseña, quiero analizar cómo ha crecido Oleiros y cuáles han sido las concesecuencias, positivas y negativas de ese crecimiento, en los últimos 25 años.
  Desde el principio, Oleiros se ha orientado a ser un municipio residencial, principalmente de segunda vivienda, que poco a poco se ha ido transformando en un municipio "dormitorio". De los poco más de trece mil habitantes que tenía el municipio a principios de los años 80 del pasado siglo, hemos pasado a los casi treinta y cinco mil de la actualidad, es decir, casi el doble de población.
  ¿Cómo se ha desarrollado esa evolución poblacional? Fundamentalmente a través de la construcción de urbanizaciones aisladas de los núcleos poblacionales tradicionales. Una fórmula que le ha repercutido al Ayuntamiento sustanciales ingresos, procedentes tanto de las tasas de la gestión urbanística, como de la venta de suelo, consecuencia de las cesiones impuestas por la legislación urbanística. Mientras otros ayuntamientos preferían indemnizaciones económicas en lugar del suelo, el Ayuntamiento de Oleiros prefería quedarse con él, para poder "especular", durante los años del "boom" inmobiliario, sacando a subasta las parcelas para obtener beneficios más altos. Esta táctica, si bien ha tenido una parte positiva, que ha sido el aumento considerable de ingresos para las arcas municipales y la disposición de terrenos públicos para la construcción de nuevas infraestructuras, también ha tenido su parte negativa: el aumento del precio del suelo en nuestro ayuntamiento, lo que ha encarecido la obra nueva, y ha hecho que Oleiros sea uno de los municipios del área coruñesa con los precios más elevados de la vivienda de primera y segunda mano.
  Esa apuesta por las urbanizaciones ha tenido otras consecuencias negativas, principalmente dos:

 1. Una carencia de infraestructuras viarias, por la falta de previsión y la ineficiente gestión de la red viaria municipal. El crecimiento se ha planificado sobre las vías existentes en el municipio, principalmente tres: la nacional VI, la carretera a Sada, y la carretera a Santa Cruz-Mera. Ninguna de ellas es de titularidad municipal, y ninguno de los planes generales aprobados, llevaron a cabo ninguna reserva de suelo para la ampliación de dichas vías; al contrario, las alineaciones se establecieron en muchos casos a escasos metros de las carreteras, otorgándose licencias de construcción de nuevas viviendas, lo que hace que a día de hoy, sea prácticamente imposible una ampliación de las principales arterias viarias del municipio, por el altísimo coste que tendría, tanto económico como social, por la necesidad de efectuar decenas de expropiaciones de viviendas (se aprecia claramente en la foto, y basta con ver la reciente ampliación de la N-VI y el derribo de inmuebles que ha conllevado).

Urbanizaciones y presión urbanística sobre las vías principales
2. Una presión excesiva sobre el territorio, al haber convertido en urbano o urbanizable una gran cantidad de suelo. Ciertamente, poder vivir en una casa unifamiliar, con un pequeño jardín, implica una alta calidad de vida, pero tiene también efectos perjudiciales sino se hace de forma coherente: un aumento del tráfico rodado, por la necesidad de efectuar mayor número de desplazamientos; un aumento de los costes de mantenimiento de las infraestructuras y los servicios municipales (agua, limpieza, saneamiento, residuos, etc) al tener una superficie construida mucho mayor; una gran dispersión poblacional, que hace que en muchos casos el contacto entre vecinos de una misma parroquia sea casi inexistente, lo que además trae como consecuencia graves deficiencias a la hora de dotar de áreas comerciales rentables a los núcleos de población.

  Las consecuencias de este desarrollo urbanístico "extensivo" más perjudiciales, han sido:
  - la práctica inexistencia de un tejido empresarial sólido en el Ayuntamiento, que permita paliar la merma de ingresos, ahora que la época dorada del "ladrillo" ha tocado a su fin.
  - Un elevadísimo coste de mantenimiento para las arcas municipales en los servicios básicos (luz, agua, sanemiento, residuos).
  - Graves problemas de movilidad, por la inexistencia de una red viaria adecuada al incremento poblacional, y las deficiencias que presenta el transporte público.
  - Un sector terciario deficitario en el área comercial, debido al escaso margen de beneficio que los pequeños empresarios pueden tener para sus negocios por la falta de clientela.

  ¿Nos hemos desarrollado bien urbanísticamente? ¿Debemos seguir apostando por tener cada vez más suelo urbanizable y seguir haciendo más y más urbanizaciones aisladas? ¿O será mejor apostar por un crecimiento sostenible de los núcleos urbanos tradicionales? ¿No deberíamos invertir más en la rehabilitación de inmuebles que por la nueva construcción? ¿No se debería reservar más suelo para la creación de empresas y facilitar el desarrollo de las industrias tradicionales del municipio ligadas al sector pesquero?

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